Siempre escuchamos que tenemos que tomar más agua. Parece tan fácil, pero entre el café, los refrescos y todas las bebidas por las que hemos sustituido el agua, de repente se nos va el día y no hemos tomado agua o hemos tomado muy poca. No nos damos cuenta, podemos pasar días y semanas deshidratadas, así que un buen propósito para este año es: tomar más agua. Necesitamos el agua para todo: digestión, respiración, corazón, volumen sanguíneo, hígado, piel, buen funcionamiento de los riñones, etc. El agua es la que se encarga de llevar todos los nutrientes que comemos a todo el cuerpo. Y además, es el elemento esencial para vernos hermosas y jóvenes. No en vano muchos dermatólogos y médicos afirman que existen tres fuentes de la juventud: agua, agua y más agua.
Si no tomamos agua, nuestros órganos y células no pueden funcionar; no podemos metabolizar las grasas ni conseguiremos que nuestro cuerpo elimine los residuos de las células. Un cuerpo deshidratado tiende hacia el envejecimiento y desarrolla compuestos inflamatorios. Una leve deshidratación provoca un descenso del 3% en el metabolismo básico el cual tiene como resultado el aumento de medio kilo de grasa cada seis meses. El agua es maravillosa para contrarrestar el proceso inflamatorio que nos envejece. Por ello, no es nada raro que cuando tomas poca agua la piel se te ve escamosa, reseca, opaca, sin brillo y, para colmo, arrugada. También puede propiciar manchas en la piel, pelo reseco y uñas quebradizas.
Entre otros beneficios, el agua te ayuda a eliminar las toxinas que el cuerpo no necesita, humecta tu piel y hace que se vea más bonita y radiante. Lo recomendado es consumir dos litros de agua diarios y, como mínimo, un litro. Y, ¡ojo!, cuando nos referimos a agua nos referimos al agua natural. No la confundas con jugos, aguas con saborizantes (ni naturales ni artificiales) u otros líquidos. Los jugos no suplen las bondades del agua natural.
Si eres de las personas a las que no les gusta el agua natural, aquí te damos algunos tips:
- Corta frutas cítricas en rodajas con todo y cáscaras. Ponlas en una jarra con agua y agrégale hielo. Además de tomar agua estarás tomando las vitaminas que sueltan los cítricos como toronja, naranja o limón.
- Usa el mismo procedimiento, pero con rodajas de pepinos o unas hojitas de menta o yerbabuena, así cambiará tu percepción a la hora de beberla y te dará una sensación de frescura.
- También puedes tomar agua en forma de té frío o helado, pues le da al líquido un poco de aromas sin aportar azúcar o alguna otra cosa.
- Las únicas que cuentan en tu aporte diario de agua son las que están saborizadas con limón o flor de jamaica naturales, obviamente, sin agregarles azúcar.